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Itinerarios bici

Desde Florencia hasta Strada in Chianti en bicicleta

Un itinerario en bicicleta de montaña en Chianti, entre los viñedos del Gallo Nero.

A pocos kilómetros de Florencia, se encuentra un paraíso de colinas y de caminos de tierra, que pasan entre los famosos viñedos de Gallo Nero. Desde el centro de la ciudad de los Medici, basta subir a Poggio Imperiale y ya se respira un aire diferente; con pocas pedaleadas estamos en un campo abierto. Después de un kilómetro cuesta arriba, la ciudad aparece debajo de nosotros, cortada por el Arno, con el Monte Morello dominando y esa linterna roja autoportante (la aguja de la cúpula de la Catedral) que la ha protegido durante siglos. Bajando por Via San Felice a Ema el viento empieza a envolvernos y es suficiente girar a la izquierda para alejarnos del tráfico.

En Pozzotalico aparece un mundo diferente, colinas ondulantes, olivos por todas partes. Sube, pero no importa, el camino es tan bello que la subida no te hace sentir el cansancio. Este antiguo camino que llevaba a los campesinos hasta la ciudad, ahora corta la colina suavemente y lleva directamente a Impruneta. Todavía no hemos llegado al camino de tierra, pero falta poco.

Pasar por Impruneta es una hermosa experiencia: desde hace siglos producen el famoso “cotto” y aún hoy, caminando por las calles alrededor del pueblo se ven almacenes al aire libre, colmos de jarrones, adornos, ladrillos, cántaros de aquel rojo inimitable de terracota realizada por hábiles manos. Continuamos a subir y bajar por las colinas llenas de olivos. Este es Chianti en bicicleta, un perenne desafío con subidas muchas veces rípidas, pero también tramos de caminos de tierra.

Una vez que llegamos a Ferrone, inicia finalmente el largo tramo de camino de tierra, y empieza la verdadera diversión. El terreno es compacto, las ruedas se desplazan ligeras entre las charcas y subidas y bajadas, aumenta hasta llegar a Mercatale.

Aquí comienza la Vía Luciana, que pasa por el bosque. Parece volver a una época de caballeros y mercaderes: una calle che pasa entre casas coloniales ahora ya abandonadas y pasa por Torre Luciana, que aún se usa como observatorio astronómico, pero, sobre todo como torre medieval.

Volviendo a subir después de un descenso vertiginoso, la vegetación cambia, la tierra permanece buena, no es demasiado arcillosa y tramos de bosque se alternan con campos cultivados. Volvemos a la carretera Chiantigiana. Un puro espectáculo de curvas cerradas. A cada paso te dan ganas de parar y fotografiar paisajes y en el camino se pueden ver nombres de bodegas muy famosas, que tienen aquí sus residencias centenarias.

Elegir el camino de tierra no es sólo una elección técnica, sino también una forma de no tener que compartir el camino con los coches, sino sólo con los viñedos. Pedalear con total tranquilidad, sin preocuparse por los coches que pasan a tu izquierda es una de las principales razones para elegir la bicicleta Gravel en lugar de otras disciplinas.

Strada in Chianti nos recibe con su particular olor, el sotobosque y las colinas, sobre todo en los meses fríos, llenan las narices. Viñedos y olivos hasta donde alcanza la vista.

Pocas horas nos han alejado de la ciudad, hemos recorrido caminos seculares, visto observatorios antiguos. Podemos volver hacia Florencia después de Grassina, dejando atrás Chianti y sus perfumes.

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